sábado, 3 de septiembre de 2011

MI MARaaaAVILLA

Hoy quiero escribir sobre mi entorno.
Quiero contarte de cómo elegí el mar como paisaje. De qué manera lo integré a mí cotidianidad. Del modo que lo asumí como un sentido más a mi lista de sentidos: vista, oído, olfato, gusto, tacto y mar…
Yo crecí pegada a la falda de una montaña a pesar de vivir en la ciudad; toda una suerte. En otros barrios, los chavales no podían salir a la calle si no les acompañaba un adulto. Y sólo ejercían de niños cuando tenían la fortuna de poseer una casa en las afueras o parientes en un pueblo.

Los días de fiesta y en vacaciones, que era cuando no había escuela, con los chicos del barrio, trepábamos por la ladera hasta intentar tocar el firmamento. Pero siempre nos cansábamos antes y entonces hacíamos un alto en el camino para merendar y reponer fuerzas. Normalmente, después del tentempié, desistíamos de nuestro propósito y volcábamos nuestra atención en los animalillos que se escondían entre las malezas, mientras desandábamos lo andado. También usualmente me encaraba a mi amiga Conchita que parecía tener vocación, no sé si de taxidermista o de médico forense –no fue ni lo uno ni lo otro-, empeñada en diseccionar lagartijas en pro de la ciencia.

-¡Cállate ya! -me decía-. Ya verás cómo le vuelve a crecer la cola.

En mi ciudad, también había playa. Pero estaba lejos, muy lejos de nuestra vivienda. A veces, mi madre se ponía de acuerdo con alguna vecina y nos íbamos de “excursión”. Recuerdo que marchábamos a buscar el transporte público pertinente, cargadas hasta los topes: que si sombrilla, que si toallas, que si comida, que si bebida… Mi padre, que en su juventud había estado embarcado en la marina mercante, pasaba del tema.

-Es para los peces –sonreía-. Divertíos haciendo de pez.
Aquel azul inmenso del mar que se juntaba con el azul del cielo grandioso, allá a lo lejos, se me metía por los ojos y se me quedaba dentro, muy dentro.

-Es el infinito –me decía a mí misma. –Nunca he visto nada más grande.

¡Y cómo disfrutaba con las embestidas de la espuma! Para mi eran como las millares de burbujas que se te meten por la nariz cuando bebes cava, pero estallando en tu cuerpo.

De cuando en cuando, se divisaba un barco en el horizonte deslizándose majestuosamente, y yo estaba convencida de que cuando se navegaba por ese límite, sólo se podía circular de derecha a izquierda o a la inversa,  porque después de la línea habitaba el misterio.
-Más allá –me explicaba mi madre- viven otras gentes, otros pueblos, otras culturas.
Pero yo no la creía. Misterio y sólo misterio. Tal vez hubiera el vacío en el estómago que te produce el descenso en una montaña rusa. Pero sólo tal vez.
No creas que no entienda la belleza de los bosques o la majestuosidad y fortaleza de las montañas, que no disfrute de las espléndidas tonalidades de su vegetación otoñal y no me sobrecoja su visión imponente. Gozaré de esa experiencia un día, máxime dos, porque mi vista se cansa de topar con la pared impenetrable de las colinas (a lo mejor si me asentara en el techo del mundo, en el punto más alto del Everest…) y me falta el espacio que nunca termina.
No me vengas ahora con la falacia de que el mar es monótono, que no cambia jamás y que por eso te aburre. Eso quiere decir que no lo has mirado con atención dos días seguidos… Nunca es igual: gris, cerúleo, azul intenso o marino, negro, turquesa, verde, naranja, fucsia, granate, amarillo, oro, plata, con brillantes, calmo, turbulento, espumoso, agresivo, mimoso, manso, peligroso… Nunca es igual. Y no lo enojes. Se merece un respeto.

¡Mi maravilla!

¿Sabes cuando me robó definitivamente el corazón? Debía tener yo unos catorce años y en la tarde de un frío enero, una de mis abuelas, la que había cumplido ya los ochenta y que nos había venido a visitar desde muy lejos, quiso que la acompañara a la playa. Una vez allí, se descalzó y entró en el agua helada. Pensé que le daría un patatús y buscaba a mí alrededor alguien que pudiera echarme una mano si eso ocurría, pero me topé con una puesta de sol reflejada en el agua. Mi abuela se bañaba los pies en unas aguas que ardían de color. ¡Qué magnífico espectáculo! 
-Encontraré a faltar este momento –me confesó ella.
A partir de entonces me prometí esforzarme para establecerme en la ribera y no perderla nunca de vista.

Lo cierto es que la vida de pronto, aunque no sea tu voluntad pero sí tu necesidad, prioriza otras metas. Y te parece que tendrás que renunciar a tus sueños. Pero no desistes y te los guardas para que un buen día, si están en tu memoria, puedas recuperarlos. Así fue para mí.
Al despertar y asomarme al exterior, no tropiezo con los balcones o las ventanas de la acera de enfrente ni tampoco con las altas montañas, mi mirada se zambulle en el mar, nada hasta el horizonte y se  funde en el cosmos. Y al irme a dormir, muchas noches, escudriño la disolución de la luna en el mar componiendo una superficie estrellada que parece eterna, punteada aquí y allá por las luces de las embarcaciones de los pescadores. Y otras, contemplo la grandiosidad de esa tormenta que encabrita olas, tejiendo una hermosa puntilla ondulada o dibujando relámpagos y vociferando con grandilocuentes truenos…
He llegado aquí. Estoy donde quería. Pero, ¿qué pasará mañana? El día que no controle mi vida, ¿dónde irá a parar mi líquido elemento?
Si supiera de algún geriátrico al borde del agua, ya me pondría en lista.
Pero no importa, en cualquier caso, nadie puede quitarme el mar. ¿Recuerdas que un buen día se me incorporó y se erigió como mi sexto sentido?
Tú que me lees, puedes ser mi testigo testamentario. 
Y después, cuando se me cierren los ojos, se ensordezcan mis oídos, se me pierdan las fragancias, el sabor sea el sinsabor de los que me hayan querido, las caricias se me enfríen en la piel y el mar quiera reintegrarse al océano…, que me entreguen a él.
Porque daré de comer a los peces, bucearé confiada por los atolones de coral, visitaré las grandes simas y regresaré a los orígenes de la especie humana.

miércoles, 24 de agosto de 2011

HABEMUS PAPAM

Aunque no te lo creas, quería estarme callada. Entre otras cosas, porque hay de por medio una cuestión de fe. Y las cuestiones de fe son sagradas. Como debieran ser sagradas la confianza y credulidad de tantos feligreses.
Yo no es que esté en desacuerdo con esta nueva visita del Papa, porque el Papa, al igual que cualquier hijo de vecino, tiene derecho a pasear por donde le dé la gana; lo que yo le discuto es el boato y la palabrería.

Me han contado un chiste: en un viaje a África,  el Papa se interesa por todos esos niños que le rodean delgados y barrigudos. -¿Por qué están así?, pregunta. –No comen, Santo Padre. Y el Santo Padre, pellizcando con amor la mejilla de uno de los niños, le amonesta cariñosamente: -Hay que comer, pequeño. Hay que comer.
¿Pero es sólo un chiste?

No emplearé el recurso fácil de apelar al hambre en Somalia o en tantos otros países. Ni hurgaré en el pésimo ejemplo que han dado algunos representantes (demasiados, diría yo) de la Santa Madre Iglesia,  me limitaré a hablar, egoístamente, de la crisis que tenemos aquí, de la cantidad de gente que no tiene trabajo, que se ha quedado sin casa porque no ha saciado la usura  irresponsable de los bancos, de los jóvenes y no tan jóvenes indignados, que se manifestaban hasta hace bien poco, por ahí por donde usted ha pasado, pidiendo mejor reparto, más justicia y equidad. Pero, ¿en qué mundo vive, excelencia, eminencia (o como quiera que haya qué llamarle)? ¿Es que no se entera? ¿Cómo se pone en manos de una serie de papanatas que por encima de todo “le regalan los oídos” y lo llevan “engañao” , caiga quien caiga? ¿A qué viene tanto lujo y tanta ostentación? ¿Acaso se ha creído lo que nos dicen los que nos toman el pelo, de que es usted el Rey Midas y que convierte en oro todo lo que toca y que esos muchachos que han acudido de todo el mundo para verlo, por cuatro chavos (usted no debe saber lo qué cuesta ir un fin de semana a Madrid, si no eres de acción católica, a tenedor y cuchillo), han comprado algo más que unas estampitas alegóricas y un botellín de agua?  
No voy a seguir por ahí, porque se trata de ser, además de objetiva,  lo más escueta y gráfica posible, sin montar en cólera. Y voy a comparar aunque se diga que las comparaciones son odiosas.



Jesús entró en Jerusalén a lomos de un burro y a pecho descubierto; no en un “papamóvil”, modelo único (burros hay un montón) equipado con aire acondicionado (no veas el calor que hacía en Madrid), total seguridad y marca Mercedes (para más inri).


La puesta en escena fue espectacular. Un 10 por la coreografía. Otro, por el  vestuario; que los colores de las casullas estaban muy bien conjugados. (Cuando predicaba, ¿qué modelito lucía Jesús?)




 Los llamativos zapatos rojos de Prada, han sido muy controvertidos. (¿Alguna coincidencia con las tópicas y humildes sandalias de San Pedro  Pescador?)

Y hablando de predicar, pesquemos unas cuantas frases del sucesor del Vicario de Cristo, en las homilías de este evento:


…Sí, la Iglesia no es una simple institución humana, como otra cualquiera, sino que está estrechamente unida a Dios. El mismo Cristo se refiere a ella como «su» Iglesia. No se puede separar a Cristo de la Iglesia, como no se puede separar la cabeza del cuerpo (cf. 1Co 12,12). La Iglesia no vive de sí misma, sino del Señor. Él está presente en medio de ella, y le da vida, alimento y fortaleza. Sic
…Pero permitidme también que os recuerde que seguir a Jesús en la fe es caminar con Él en la comunión de la Iglesia. No se puede seguir a Jesús en solitario. Quien cede a la tentación de ir «por su cuenta» o de vivir la fe según la mentalidad individualista, que predomina en la sociedad, corre el riesgo de no encontrar nunca a Jesucristo, o de acabar siguiendo una imagen falsa de Él. Sic


Cuando yo era practicante, siempre se me había afirmado que Dios estaba en todas partes. Y que se le puede servir desde cualquier lugar. Jeremías también apuntaba por ahí:

Jeremías 23:24 ¿Se ocultará alguno, dice Jehová, en escondrijos que yo no lo vea? ¿No lleno yo, dice Jehová, el cielo y la tierra?

O yo lo he entendido mal, o la prédica del actual heredero de San Pedro, centraliza las “operaciones”.
¡Cielo Santo! No me tires de la lengua… Dejémoslo aquí.

¡Un momento! Antes, deseo recordar a algunas personas que han coexistido contigo y conmigo, que no son discutibles:
Angelo Giuseppe Roncalli (Juan XXIII), Agnes Gonxha Bojaxhiu (Teresa de Calcuta), Vicente Ferrer Moncho… Y los que yo no sé.
También permíteme que te deje un poema, todavía actual, de Girolamo Savonarola (1452-1498) religioso dominico, excomulgado y llevado a la hoguera por la Inquisición.
Dios
  !
Dicen que no comprendo tu existencia
que el fuego de réprobos me quema;
y que mi lengua sin cesar blasfema
y que no entiendo la palabra Dios
.
Dicen que no te busco ni te imploro,
ni tu grandeza infinita veo;
dicen que tengo el corazón de ateo
y que mis labios te maldicen. ¡No!
El universo es el augusto templo
donde te encuentra absorta la mirada,
el sol es una lámpara colgada
que derrama su luz sobre tu altar.
Allí te adoro yo, porque tu nombre
entre los astros fulgurantes, brilla,
y en espíritu doblo la rodilla
adorando en silencio tu bondad.
El aire que la atmósfera embalsama,
la savia que los seres acrecienta
y el fuego de los mundos alimenta,
tu excelso nombre proclamando están.
Eres la voluntad inquebrantable,
el Bien Eterno, la Virtud Potente:
de la Verdad inagotable fuente
porque eres la Razón Universal.
En su mezquina estupidez el hombre
se forja un Dios, indigno de alabanza
ebrio de odio, cólera y venganza,
terrible y sanguinario como él
Otras veces se finge, en su locura
un Dios afeminado que se esconde,
que a la voz del creyente no responde
si en su altar no hay encajes de oropel.
Eso, no es Dios ¡El Dios en quien yo creo
tener no puede el interés del oro!
el Dios, el Dios a quien yo adoro
no cambia sus bondades por metal
.
Su Espíritu Gigante no se oculta
en el recinto estrecho de un sagrario;
el Universo entero es su Santuario
porque es la Providencia Universal.
Interna voz, Inagotable fuente
Fecunda Luz Vivificante Esencia,
la base de su templo es la conciencia,
y su Gran Sacerdote es el Amor.
Yo se que existes ¡Inmutable! ¡Grande!
yo en tus bondades infinitas creo,
porque en la tierra y en los cielos veo
resplandecer esta palabra: ¡Dios!

Y aun una cosa más: Perdónalos, Señor, porque no saben lo que se hacen. Lucas 23, 34


miércoles, 17 de agosto de 2011

EVOCACIÓN DE LA ESTILOGRÁFICA

Redacción de vacaciones


El otro día visité a un amigo que colecciona bolígrafos. No puedes ni imaginar la cantidad de bolis que almacena en su casa.
En potes más o menos artísticos, se ven desde el simple bic cristal, a los diseños más sofisticados u horteras o elegantes o snobs o divertidos, que te puedas imaginar. Te asaltan en todos los rincones de la casa, sin orden ni concierto (a fin de cuentas siempre va bien tener a mano algo para escribir), y podrás pasarte horas y horas entretenida descubriendo sus formas. Eso sí, el día que necesites anotar cualquier cosa, te pasarás más horas y horas, probándolos para localizar uno que no tenga la tinta seca. Necedad mía porque a quién se le ocurre sacar provecho de una colección. Si la gracia de las colecciones es precisamente ser sólo eso, colecciones, conjuntos de objetos, generalmente del mismo género, para ser exhibidos o para permanecer ocultos a los ojos de cualquier profano.  

El caso es que esa afición de mi amigo, en esta ocasión, me ha hecho evocar a la sin igual pluma estilográfica. Y, para su mayor gloria, a todos los utensilios que la antecedieron destinados a escribir o dibujar: pedazos de cuero, dedos, cañas, ramas, plumas de ave, cinceles, espátulas, plumillas, lápices de grafito, portaminas… (¿Se me habrá olvidado alguna herramienta?)  
http://perso.wanadoo.es/haxo2034/historia.htm                                                                   

Parece claro que desde tiempos remotos el ser humano ha querido dejar constancia de su paso expresándose, no sólo para con sus congéneres, sino para con su posteridad. 
La estilográfica, pues, fue inventada por un tal Waterman (supongo que de ahí viene una de sus marcas) para mayor comodidad de los escribas, escritores, escribientes, escribanos y amanuenses en general. A partir de entonces ya no habrá necesidad de ir untando en el tintero una y otra vez. Bastará con  succionar un momento para recorrer kilómetros de palabras, esquemas y diseños. (Años después se la innovó/vulgarizó intentando sustituir su émbolo de carga por cartuchos de tinta, con el fin de prescindir del tintero; pero esa ocurrencia no desbancó, ni mucho menos, a la personalidad de la genuina estilográfica).

Resultó un elemento entrañable que iba perpetuamente contigo, siempre y cuando cumplieras unos cuantos requisitos, porque no se puede decir que estuviera al alcance de todo el mundo. Todo un lujo.
Para mejorar su transporte, la concibieron colocándole un clip en el capuchón, con frecuencia de oro (el plumín también era de oro de 18 quilates), que la sujetaba al bolsillo de la americana. Eso, además de proporcionar un innegable toque intelectual, resultaba de lo más elegante. Aunque con franqueza, más de una vez  jugó una mala pasada a su propietario manchándole el traje con su tinta indeleble.

La pluma estilográfica, supongo que por el espacio preciso para su depósito, ha lucido siempre un perímetro muy manejable para los dedos, la pinza del índice y el pulgar, que deben dirigirla. Y por eso, cuando era de buena calidad, se deslizaba grácilmente sobre la blanca superficie del papel trazando números, letras y dibujos precisos, casi sin esfuerzo, sólo con ideas. Se diría que hasta propiciaba la inspiración.
Gozar de una estilográfica era como tener un grado superior de conocimiento. Por lo menos, así me lo parecía a mí de niña, cuando acechaba a mi padre, escritor de letra roja y pequeña, imposible de lograr hoy en día si no es con un rotring del número cero. 

También se trataba de un tesoro, un objeto intangible, personal e intransferible. ¿He dicho tesoro? ¡Era como un animal! ¡Era como una mascota! ¡Era como una prolongación sensible de su amo y señor! Y obedecía a su trazo.
-Ni se te ocurra trastearme la estilográfica-, me decía mi padre.

Y aunque usualmente fuera una criatura dócil, me seducía aquel hermoso cilindro y me dejaba tentar. Antes de tocarla, memorizaba bien su posición y emplazamiento para no ser descubierta y sólo garrapateaba mi nombre, sólo mi nombre, en el libro de gramática. Luego, satisfecha y culpable, la devolvía a su sitio. 
Indefectiblemente, en cuanto mi progenitor cogía la pluma y empezaba usarla, me descubría:

-Mayita, ¿qué has escrito con mi pluma? Cuando seas más mayor, ya te compraré la tuya.
No eran manías de él, no. Las plumas son así de suyas y nadie puede escribir con la pluma de otro sin desquiciarla. Si alguien te la prestaba, ten por seguro que era porque ni la estimaba ni la utilizaba. Y sólo la tenía por esnobismo.

¿La estilográfica es únicamente un recuerdo u otro objeto de coleccionista sin objeto?

Apabullada por el bolígrafo -también llamado en otro tiempo lapicera, birome, esfero, plumero, esferógrafo, puntabola-, que por cierto lo idearon unos hermanos húngaros de apellido Biro –de ahí el birome- al contemplar a unos niños que jugaban con canicas y reparando en que una de los bolitas, al atravesar un charco y salir de él, seguía trazando una línea de agua sobre la superficie seca de la calle, ha sabido defenderse y, si cabe, ser aun más elitista. Porque, vamos a ver, si tu quieres poseer un buen roller, un portaminas con clase o un bolígrafo especial, tendrás que recurrir a marcas como Montblanc, Parker, Sheaffer’s, Waterman o similares, todas famosas y glamorosas por sus estilográficas.
Tan importante ha sido su reputación, que no han encontrado ningún impedimento a la hora de compartirla, no sólo con útiles de escritura, sino también con relojes de pulsera, gafas, perfumes…

¡Oh la estilográfica! Seguro que ha sido la envidia de la máquina de escribir, relegada hoy a los museos, que sólo te permitía eso: escribir, tan duramente desplazada por los ordenadores personales que te consienten escribir (incluso te corrigen las faltas de ortografía), dibujar, jugar, ver películas, escuchar música, chatear, publicar en un blog… En fin, todos sabemos las infinitas posibilidades de la informática.
¡Oh la estilográfica!... Cuando en nuestros días vemos a un señor firmar con ella, o la detectamos sobre un escritorio o la sorprendemos en manos de un ejecutivo… ¡Qué estilazo! ¡Qué cache!

No creo que nada pueda competir y mucho menos sustituir a una pluma estilográfica.
¿Evocación? Elogio.

jueves, 4 de agosto de 2011

PROHIBIDO FUMAR EN ESTE BLOG

Transformación

Hubo una época en que en muchos espacios había unos recipientes asquerosos llamados escupideras destinados a que la gente, en un alarde inquietante de puntería, expectorara allí. Los gargajos también se expulsaban sobre las aceras. Y cuando se estimó que todo eso era una marranada, probable nido de virus y contagios, se prohibió escupir.

También se prohibió que las personas orinaran por los rincones, tipo animal (los pipís de perro no cuentan), y eso que mear y escupir lo hacemos todos, pero en un urinario público, difícil de localizar por cierto, o en  el retrete de casa.

Que yo sepa, a nadie se le ocurrió hacer aguas menores o echar lapos en el suelo de su hogar, por más que, en casa de uno, uno hace lo que le da la gana.

En los transportes públicos preferentemente, figuraban letreros con el siguiente lema: Prohibida la blasfemia y la palabra soez. (Otra cosa que también seguimos practicando, pero  en círculos restringidos).

¿Qué quiero decir con todo esto? Pues que nuevos tiempos traen nuevas limitaciones (o ¿deberíamos llamarles hábitos más saludables?). Y si hemos de ser sinceros, parece que los vetos crecen con una cierta arbitrariedad, aunque en principio terndremos que creer que se nos obliga a medidas ciertamente asépticas y respetuosas para con el prójimo, unas veces a favor y otras en contra de los intereses del colectivo.

Diríamos que, hasta hoy, todas esas disposiciones han venido siendo  acatadas (siempre hay excepciones y aun podremos contemplar algún individuo “regando” alguna esquina,   escupiendo en cualquier lugar o soltando tacos al menor contratiempo), sin protestas.
Pero la ley antitabaco ha sido otra cosa y, como se dice comúnmente, ha levantado ampollas. Y no hay duda de que los legisladores deberían calibrar el perjuicio de sus actos.

Los negocios de ocio y restauración, que no han podido adecuar espacios al aire libre, están que arden y echan humo. Sus clientes, si no complementan la bebida, el baile o la comida con el cigarro, no disfrutan. En consecuencia, dejan de ir a beber, bailar o comer. Y eso es la ruina.
Las oficinas tienen que facilitar un tiempo libre a sus trabajadores para que puedan salir a la calle a fumar. Y si escandallas el tiempo, eso es una ruina.

Para los fumadores que se sienten absolutamente discriminados y apestosos -como se puede vender tabaco impunemente en los estancos ya que la única medida disuasoria a este respecto consiste en encarecer el tabaco para mayor beneficio del estado-, su flaqueza es  una ruina.
En 1492 se descubre América y el tabaco. Allá por el 1600, se le consideró altamente beneficioso para la salud. En los últimos años, hace cincuenta o más, se revela como profundamente perjudicial. El 1 de enero de 2010, se prohíbe en Estados Unidos. (Por esas mismas fechas, en nuestro país se parcelan los espacios  creando zonas de fumador y no fumador, por lo cual muchos establecimientos se gastaron la pasta haciendo reformas). Y en 2011, se radicaliza la ley, por lo que todas las transformaciones no sirven más que como estorbo.      


Los no fumadores (especialmente los ex fumadores y los individuos con problemas respiratorios) que estaban agradecidos al decreto, preferirían que instalasen unos garitos, tipo fumaderos de opio, para no tener que aguantar la aspiración cada vez que pasan delante de una gran oficina o de bares, restaurantes o locales de fiesta, en donde el personal y los clientes se aglomeran con cigarros, puros y pipas, originando una nube lenta que se disuelve y genera sucesivamente. Volutas que, después de envolver al transeúnte, ascienden con languidez hacia el cielo, si no hace viento, haga sol o llueva.    

La prohibición de fumar en todo espacio público que no sea exterior (se puede fumar en la calle, en el monte, en la playa –buena prueba de ello son las colillas y los filtros que nos rodean porque a los fumadores no les parece basura ese tipo de desperdicio-) ha contrariado de tal modo, que seríamos capaces de achacar la actual crisis al que no se pueda fumar bajo techo.

Y ahora no vayas a creer que estoy a favor de los fumadores. O no te imagines que esté en contra. Ni lo uno, ni lo otro. Me consta que el pitillo no beneficia ni a los pulmones ni al bolsillo. Pero cada cual tiene derecho a manejar su salud y sus peculios como le plazca. Eso sí, sin atentar a la de los otros (esto es válido para fumadores, para elaboradores de productos tóxicos en general y para “incordiadores” sistemáticos, que no todo es humo). Si me conoces, sabes que yo ya miro el cigarro desde la barrera.

¿Quién sabe? Tal vez el fumar esté destinado a ser algo tan íntimo como el cagar.

Hoy en día, tampoco está bien visto tirar papeles y otras porquerías en la calle. (Y, tengo que confesar que, si por mi fuera y a pesar de la rebeldía que me provoca la palabra prohibición, prohibiría arrojar chicles masticados en la calzada -como en Praga que no se pueden tirar ni papeles ni chicles-, y lo penalizaría con penas muy duras, fíjate tu).

Cuando Alex de la Iglesia era presidente de la academia de cine, la noche  de la gala de los Goya, entre otras, dijo estas palabras:
Ese público que hemos perdido, no va al cine porque está delante de una pantalla de ordenador. Quiero decir claramente que NO TENEMOS MIEDO a internet, porque internet es, precisamente, la SALVACION de nuestro cine. Sólo ganaremos al futuro SI SOMOS NOSOTROS LOS QUE CAMBIAMOS, los que innovamos, adelantándonos con propuestas imaginativas, creativas, aportando un NUEVO MODELO DE MERCADO que tenga en cuenta a TODOS los implicados: Autores, productores, distribuidores, exhibidores, páginas web, servidores, y usuarios. Se necesita una crisis, un cambio, para poder avanzar hacia una nueva manera de entender el negocio del cine.


¿Qué tiene que ver el cine con el tabaco? Pues a  mí el mensaje de ese señor, me parece que podría adaptarse a un montón de negocios o actividades  que están “con el ay en el cuerpo” y que no siempre han llegado a ese extremo a causa de una prohibición: cafeterías, bares, restaurantes, discotecas, agencias de viajes, telegramas, editoriales, cines, tiendas de discos y discográficas… etc. (Tu mismo puedes seguir completando la lista).

Y para todos ellos tengo una frasecilla más vieja que el andar a pie: renovarse o morir.

¿Quién dijo miedo? 



jueves, 21 de julio de 2011

EMBOLSANDO ECOLOGIA


Hay temas, es verdad, que no vale la pena ni discutirlos, pero es que me tienen rebotada y si no los debato, me puede dar algo.
Además, qué caray, quiero hablar de las bolsas de plástico.

Aparecieron en nuestro país allá por los años setenta y poco, o nada.

Hasta entonces, se iba a comprar con un capacho o una cesta. (Los carritos de la compra aun no se habían propagado). 

En aquel tiempo, la mayoría de las mujeres  (que siempre han sido las intendentes del hogar), todavía no trabajaban masivamente fuera de casa. Por lo tanto iban a la tienda preparadas para acarrear lo que adquirían.

Si no llevaban receptáculo, le ponían lo comprado en una gran bolsa de papel que transportaban trabajosamente en brazos, como si llevaran un rollizo bebé, con mucho amor. (Aun puedes verlo en las películas americanas).

La llegada de la bolsa de plástico fue una modernidad de lo más útil. Las personas salían a la calle con las manos en los bolsillos, aparentemente sin ninguna intención de adquirir nada, hacían sus gestiones, y regresaban a casa cargados con las nuevas bolsas que, además, iban provistas de asas para mayor comodidad y disfrute.

Pero, de pronto, el mundo se sació. Ya no cabía ni una sola bolsa más. Y, para colmo de males, las que ya lo llenaban todo, tardarían tropecientos años en desintegrarse.

Imágenes de un mundo ahogado en plástico (montes, mares, animales), se proyectaron en nuestras retinas.

Una vez más, intentaron culpabilizarnos del derroche de esas bolsas impuestas para mayor provecho del petróleo. Y aunque, parece ser que se pueden producir con un material degradable al sol (se de unas que se fabrican con maíz y otras con fécula de patata), y que algunas empresas empezaron a hacerlas circular, la bolsa de plástico sigue viva, pero con otras connotaciones.

http://www.consumer.es/web/es/medio_ambiente/urbano/2008/06/25/177999.php

http://www.europapress.es/comunitat-valenciana/noticia-mercadona-consum-cobraran-bolsas-plastico-partir-lunes-20110603144558.html

http://www.elmundo.es/elmundo/2011/06/03/economia/1307116969.html

A la voz de “Seamos ecologistas. No más bolsas de plástico”,  se desarrolló un nuevo negocio para las grandes superficies: justa y casualmente el de la bolsa de plástico. 

¿Y cómo se enfocó ese negocio?

En principio, haciendo desaparecer de todas las cajas, las bolsas cuestionadas.

Tú llegas a pagar con el carro de la tienda y tu compra dentro de él y no divisas ni una.

Mientras vas descargando sobre el mostrador, una cajera (esperemos que dulce y sonriente,  porque las hay cejijuntas y malcaradas) te pregunta: ¿desea alguna bolsa? Como contestes que sí, aun te dirá: ¿grande o pequeña?

Y bajo el tablero, como si de un artículo de contrabando se tratara, te sacará  la bolsa cuyo precio oscilará, según tamaño y tipo de comercio, entre los 0,02 a los 0,50 céntimos de euro.

¿Entiendes por qué estoy rebotada? Pues sencillamente porque esos comercios están haciendo re-re-bote. Acuérdate de que antes de que se volviesen “ecologistas”,  te las daban gratis. Y no quiero ni contar la cantidad de bolsas que deben facturar al día.

Y digo yo, una bolsa que le cueste un dinero al cliente, ¿contamina menos?

 -Señora: es una medida disuasoria. La gente, al tenerlas que pagar, las usa menos y en consecuencia se contamina menos, ¿entiende? Lea las estadísticas y entérese de cómo ha bajado el consumo de la bolsa de plástico.

Todavía protesto (aunque ya sé que la cajera no tiene ninguna culpa), ¿acaso no contamina un montón la tinta de impresión? Si les preocupa tanto el medio ambiente, véndame la bolsa en blanco. Que es que, además, no quiero hacerles publicidad ahí por la calle, como una mujer anuncio, pagando yo.

-Señora: tenga en cuenta que entonces la bolsa le saldría más cara.
Insisto: Y cuando  por un lado lleva el anuncio de un producto y por el otro el del super, ¿no les sale gratis a ustedes, aunque a mí no?

Pero claro, ella, como es una empleada, no me sabe dar explicación.

En fin, que sólo entenderé que no estés de acuerdo conmigo, si tú mismo andas en el negocio. Porque, de lo contrario, tienes que darme la razón: están sacando tajada a costa de la ecología.

Ahora, eso sí, si somos incapaces de exigir una bolsa degradable o, cuando menos, una bolsa sin propaganda, tal vez podemos, por lo menos, molestar un poco.

Reutilicemos las bolsas que nos han cobrado, pero hagámoslo en los establecimientos directamente competidores a la marca que exhiba.

Intentaré explicarme con ejemplos:

La bolsa de Lidl, usémosla en Aldi, y viceversa. La de Carrefour, luzcámosla en Eroski (justamente Eroski te vende una bolsa reutilizable, según consta en factura, que llega a casa tan agujereada –supongo que es cuestión de la calidad del material- que no te sirve ni para la basura). La de Consum, en Bon Preu o en Mercadona o en Schlecker o en Dia o en El Corte Inglés o en Ikea o….

También podría ser bastante justificable, retornar al vendedor la bolsa ya utilizada y maltrecha, y solicitar que te devuelva lo que pagaste por ella.

En fin. Ya me has entendido, ¿no?

Se trata de ser tan fastidioso como los propios comerciantes y evitar en lo posible que embolsen por la bolsa. Que eso degrada, no biodegrada.


viernes, 8 de julio de 2011

HABLA CUANDO ESTÉ DORMIDA


Parece que se nos ha quedado pegado en la piel la sumisión a la clase sanitaria.
Debe venir de lejos, de cuando quemaron a las brujas, que también eran curadoras.

De entonces, del miedo, nos debe haber durado esa pleitesía que dispensamos a la iglesia, al estado y a la medicina.

A la medicina se lo perdonamos casi todo. Y digo casi todo, porque cuando un error médico se lleva por delante a un ser querido, nos revelamos y pretendemos, ilusamente, hacerle pagar su equivocación.

Probablemente conoces incidentes de disparates médicos, pero ya no es tan seguro que sepas que hayan sido sancionados.

http://www.infodoctor.org/www/meshn.php?idos=41051

Los errores médicos son una causa de fallecimiento más frecuente que el sida, cáncer de mama, accidentes laborales o de tráfico......Errores o equivocaciones cometidos por profesionales de la salud que traen por resultado daños al paciente. Incluyen errores en el diagnóstico , errores en la administración de fármacos y otras medicaciones (ERRORES DE MEDICACION), errores en la ejecución de procedimientos quirúrgicos, en el uso de otros tipos de terapia, en el uso de equipos y en la interpretación de hallazgos de laboratorio. Los errores médicos se diferencian de la MALA PRAXIS en que los primeros se consideran errores honestos o accidentes, mientras que lo segundo es resultado de negligencia, ignorancia reprobable o intención criminal. (sic)

En todos los casos la especie médica se parapeta. Se protegen los unos a los otros, como ningún otro colectivo, más si tenemos en cuenta que son competidores entre sí.

Y los pacientes, pacientemente, no les discutimos nada.

¿Cómo no?, voy a poner algún ejemplo:

Un quirófano en el que operarán el cirujano, un anestesista y un par de asistentes o enfermeras. Se trata de una segura y manida intervención ocular que se llevará a cabo con sedación y anestesia local. (Lo de la sedación es importante, porque de lo contrario no aguantarías la histeria).

Mientras dura el proceso, no dejan de hablar entre sí frívolamente (¿A qué restaurante irás a comer mañana?, tengo ganas de ir a la discoteca que está en el puerto de Aiguadolç, no se que haré con los niños cuando acabe el colegio…)
Tú tienes ganas de chillar: ¿Pueden callarse? Me están poniendo nerviosa. Estén por la labor.

Pero te callas, no vayan a cogerte manía y te hagan una escabechina o te echen mal de ojo.

En ese momento, tienen la sartén por el mango. Y después también. Que sufrirás una serie de revisiones y es mejor que estés a buenas con ellos.

Cuando he pretendido comentar con amigos o conocidos mi sumisa experiencia, en su mayoría, han justificado a los sanitarios.

-      Están tan seguros de lo que hacen, lo tienen tan por la mano, que no pueden equivocarse.

-      Es una operación rutinaria, mujer.

-      Que actúen así, tiene que darte confianza. Si las cosas fueran mal, estarían callados poniendo todos los sentidos en los que hacen.

-      Imagina como debe ser cuando estás totalmente dormido y no te enteras de nada.

¿Si? Pues fíjate, yo conozco el caso de uno al que lo dejaron ciego, de otra que perdió un ojo y, de una más a la que un desvió del bisturí la dejó sin ver durante un año, fecha en que pudieron volver a operarla.

Ningún trabajo, por trivial que sea, debe hacerse rutinariamente.

¿Has visto tu alguna vez a las cajeras de supermercado hablar entre ellas mientras pasan ru-ti-na-ria-men-te (porque ese sí que es un trabajo rutinario) las mercaderías por el lector de códigos?

No, ¿verdad?, porque ellas, a diferencia de los sanitarios, los errores los pagan de su bolsillo.

Y además, estaba yo: persona atemorizada. Para mí, mi ojo era importante y ellos no me decían “todo va bien”. Se estaban distrayendo con chorradas con total falta de sensibilidad, cuando yo necesitaba que estuvieran por mí. Precisamente, porque los oía ya que no estaba dormida.

En mi opinión, otro ejemplo de impiedad lo personifican un par de asistentas de enfermería manipulando a una mujer de noventa años, afectada de infarto cerebral, que quedó paralítica y balbuceante.

De mediana edad, esas señoras entraban en la habitación con un casi simpático “buenos días, chata, ¿cómo estás hoy?” (la medicina social llama de tu a todo el mundo, a no ser que se sea rey o similar). Y a partir de ese momento, sin educación ni ternura, se liaban a hablar de sus cosas (mi consuegra se vistió horrorosa en la comunión de mi nieto, mi hija pequeña hará un máster de empresariales este año, la enfermera Fulanita va detrás del doctor Menganito…) Mientras, complementaban la charla con la acción de lavarla, vestirla, izarla con una especie de grúa para sentarla en una silla de ruedas y todo, como si ese ser humano no existiera, como si fuera una cosa, más bien como saco de patatas que como piano que es susceptible de una cierta fragilidad. Ni por un momento volvían a dirigirle la palabra.

Y tú tampoco decías nada por temor a las represalias. Al contrario, las obsequiabas con una caja de bombones temerosa de que aun pudieran tratarla más inhumanamente.

-      No esperarás que se involucren afectivamente con todos los enfermos, ¿verdad?

-      Tienen que preservarse. De lo contrario, cada vez que se les muriera un paciente, se desmoronarían.

-      La familia es quien tiene que mimar. No esperarás que lo hagan ellas que ya cumplen con su trabajo.

He visto chicos de reparto que ponen más sentimiento y cuidado descargando una caja de botellas de cerveza.

¿Qué exagero un montón?

Pues a mí me parece que el personal sanitario, además de la técnica, tendría que dominar la psicología para que cuando tenga que curar o cuidar a alguien como yo que no esté totalmente dormido, comente factores relacionados con lo que está haciendo o, cuando menos, sepa guardar un respetuoso silencio. De lo contrario es posible que se le defina como se denomina a una sola especialidad, que es la que tiene la fama.

¿No te han dicho nunca: “hablas más que un sacamuelas”?

miércoles, 29 de junio de 2011

NO ME FIO NI DE MI SOMBRA

Imágenes de mis preguntas

Ha llegado un momento, después de haber andado un poco por esas calles, avenidas, carreteras e incluso autopistas y caminos, tantas veces suburbiales, de la vida, que recelo de las grandes y las pequeñas gestas.
Todo me huele a chamusquina, haya habido incendio o no.

La historia más reciente está plagada de incógnitas que esconden dudas y disfrazan actitudes inconfesables.

Porque, vamos a ver, Marilyn Monroe ¿se suicidó o la liquidaron? http://es.wikipedia.org/wiki/Muerte_de_Marilyn_Monroe

¿Quién asesinó a Kennedy, a su presunto asesino y al asesino de su presunto asesino? http://www.grupoelron.org/secretos/asesinatokennedy.htm http://es.wikipedia.org/wiki/Asesinato_de_John_F._Kennedy

¿Alguien está seguro de si llegó el Apolo 11 a la Luna en 1969 o si lo que vimos fue al comandante Neil A. Armstrong pisando el suelo de un plató de televisión pulcramente recreado para la figuración lunar? http://funversion.universia.es/curiosidades/xfiles/hombre_luna.jsp

El escándalo protagonizado por Nixon y el Watergate, ¿fue una trampa además de una “vendeta” para acabar con él?  www.historiasiglo20.org/GLOS/watergate.htm

Qué aniquiló el movimiento hippie, además del LSD, ¿los burgueses infiltrados y la moda que se  inventaron para destruirlo? http://www.alasbarricadas.org/forums/viewtopic.php?f=11&t=38690&start=15

Probablemente te estoy hablando de intrigas demasiado antiguas conque voy a actualizarme. 

Atentado de las torres gemelas el 11 de septiembre del 2001 (¿a qué no dejan que se te olvida esa fecha?), con un balance de 2992 muertos y 24 desaparecidos, entre torres y aviones. ¿Se trató de una excusa para entablar la guerra con Afganistan? http://www.youtube.com/watch?v=8xvK7QlcGpY&feature=relatedhttp://www.amics21.com/911/demolicion.html

¿Fue realmente responsable Osama Bin Laden, ese personaje esperpéntico de videos esperpénticos? (¡Si los moritos hacen películas de mayor calidad con sus teléfonos móviles!)

Atentado en Madrid: 11 de Marzo del 2004, estación de Atocha. Con 191 muertos y 1.500 heridos. Unos se lo atribuyen a Eta, otros que Al Qaeda (es decir, Osama Bin Laden). Y los que quieren quedar bien con los unos y los otros, que Al Qaeda adiestrada por Eta. O al revés. ¿A quién beneficiaba? http://www.elmundo.es/documentos/2004/03/espana/atentados11m/pistas.html

¿Qué pasó la noche fatídica en la que falleció Michael Jackson? http://www.semana.com/gente/ano-muerte-michael-jackson/140810-3.aspx

La suspensión cautelar del magistrado Baltasar Garzón, en 2010, por presunta prevaricación, después de sus múltiples actuaciones como “mosca cojonera” contra plurales asesinatos de las dictaduras de derechas, ¿no sería por osar ponerse a investigar crímenes del franquismo?   http://www.canariasactual.com/2011/02/21/garzon-dice-que-se-pudo-equivocar-al-investigar-los-crimenes-franquistas/

http://www.congarzon.com/

¿Acabaron realmente, el 2 de Mayo del 2011, con Osama Bin Laden? (No se nos ha enseñado el cuerpo porque nos dicen que lo tiraron al mar en un piadoso, y nada ejemplarizante, respeto a su religión). http://www.elpais.com/articulo/internacional/Estados/Unidos/mata/Osama/Bin/Laden/elpepuint/20110502elpepuint_4/Tes

http://www.elmundo.es/america/2011/05/02/estados_unidos/1304342842.html

Ya ves. Podría llenar este espacio de enlaces, citas e interrogaciones. Pero creo que ya he justificado sobradamente mi mosqueo.

Y así llego al hoy. Al ahora. Y es ahí precisamente donde quiero situarme.
15M: La corriente nacional iniciada en Madrid y secundada por todo el territorio español, que logró que el 75% de la población absoluta -por primera vez no hubo antagonismo entre derechas e izquierdas-, estuviera con ella apoyándola.

Date cuenta: “Los Indignados” consiguieron lo que no alcanzaron elecciones ni partidos: unanimidad con una mayoría incondicional.

Y es bien posible que eso esté molestando a alguien o a muchos perversos.

También es probable que pudieran ser infiltrados algunos de esos elementos enturbiadores y camorristas que sirven tan estupendamente a los poderes fácticos.

Me he ido a la Plaza Catalunya de Barcelona para encontrar la ideología de esos jóvenes y no tan jóvenes que nos habían llenado el corazón de ilusión.

Me he topado con algunas (pocas) tiendas de campaña, diseminadas entre palomas y puestos de ventas de granos para su alimentación, ocupadas por muchachos pasivos con aire de Ibiza de los años 60.

En la copa de un árbol, una cabaña construida con criterio entre Tarzán, Robinson Crusoe y chiquillo acomodado de película americana. Asoma lánguidamente el pie desnudo de su inquilino que debe estar haciendo la siesta porque son las cuatro de la tarde.

Las esculturas de la plaza (a fin de cuentas también las ensucian las palomas), lucen pintadas y carteles “en recuerdo de la causa”.

Por las zonas que debieron ser ajardinadas y en las que “Los Indignados” pretendieron cultivar un huerto, parece como si hubiera pasado Atila y ya nunca más pudiera crecer la yerba, presentando un aspecto desolado y desértico.

¿Es verdad que “Los Indignados” están explicándose por los barrios y que de momento están logrando que no se lleven a término desahucios programados ?

Llego con la pregunta a un tenderete informativo.

Nada está claro. Ellos se han quedado allí en representación de una causa. Si se convoca manifestación en el Parlament, se va al Parlament, por ejemplo.

No me gusta el estado de la plaza, francamente.

Y recelo, recelo mucho.

Se me fue la edad de la inocencia y he entrado en la edad de la desconfianza.

¡Y eso es tener mala sombra!

Chicos: ¡explicadnos cosas, que queremos estar con vosotros!