viernes, 5 de septiembre de 2014

SUUUUUUUUPERMAN!!!!!!!!

En un cuentito anterior, no hace mucho, andaba yo quejándome (¡qué novedad!), de los venenos que ingerimos cuando comemos, ya que la industria alimentaria, con total consenso de la administración, nos engaña con peligrosos artificios.

Y lo dicho, dicho está. Pero, uno de los comentaristas de mi escrito, me ha hecho abordar otros razonamientos.

Exponía él: …, en a penes 130 anys hem triplicat l’esperança de vida. (sic)  Mi amigo lector, ha pasado por alto a un tal Matusalen que siempre nos ha servido de referencia para los longevos: -“Tiene más años que Matusalen”-. Y que la Biblia está llena de viejitos  indestructibles. http://www.sindioses.org/genesis/genesis5.html

Alegorías aparte, lo que sí se puede comprobar es que el hombre, desde hace siglos, ha intentado conservar los víveres con lo que tenía a mano (sal, grasa o aceite, frío –congelación-, calor –humo, esterilización, deshidratación…-, etc.) En el transcurso de los años, ha ido realizando nuevos “hallazgos” al respecto, pero, por lo que entiendo, los grandes avances  en este sector (aditivos, conservantes químicos, embellecedores  y otras porquerías por el estilo que han conseguido, por ejemplo, hermosos tomates que –aunque desconozcamos sus efectos secundarios-, duran un montón lozanos, y que no saben a nada), se empezaron a comercializaron allá por los años 60, poco más o menos. http://www.ual.es/~jlguil/Tec%20Aliment%20Origen.htm

El desarrollo y evolución hace que me plantee si es posible darle la razón a esa triplicación de esperanza de vida. Sabemos que hay una generación más longeva (los que han cumplido ya 80 años o más), pero ignoramos si las personas que tienen hoy un máximo de 50 y pico, las que nacieron por los 60, seguirán el mismo camino. Por el momento conocemos que las nuevas generaciones son más altas y más obesas. Y, según dicen los médicos, la obesidad no es una buena aliada para alargar la vida.

Paradójicamente: “Lo que no mata, engorda”.

A mí me dan miedo las grandes estadísticas porque no sabemos cuando empiezan a contar, ni quién las empieza a contar, ni el propósito de contarlas.

Higiene, calefacción, alimentos más variados, bienestar general, ayudan a vivir más y mejor, eso debe ser auténtico.  Y nuevos hábitos generan nuevas expectativas. Unas veces buenas y otras no tan buenas (no en vano algunos dermatólogos nos alertan de los estragos que  puede causar a nuestra piel el uso abusivo del jabón).

Pero para mí aun nos faltan parámetros para hablar de longevidad, cuando estamos detectando cánceres en individuos cada día más jóvenes, incluso niños, así como ICTUS, infartos, ELAS (terrible enfermedad degenerativa progresivamente con mayor número de afectados, no localizable -que yo sepa- en épocas antiguas) y demás enfermedades letales.


Sin ir más allá, caminando, veo una pequeña hierba que se abre paso en un poro del asfalto… Y nosotros, ilusos, pensamos que estamos acabando con la naturaleza, ¿estamos seguros de quién ganará la batalla?

Voces alarmadas nos conciencian a cerca del calentamiento global (chocantemente el invierno pasado, en New York,  estuvo nevando y con más frío que nunca), y nos increpan que es por nuestra culpa: conducir coches, mantener industrias, producir electricidad, refrigerarse con aire acondicionado, caldearse con calefacción, generar metano en vertederos y en actividades agrícolas… Y no puedo quitarles la razón. Somos verdaderamente unos guarros desconsiderados e insociales que practican el “ande yo caliente, ríase la gente”. (Y, por si acaso, como las centrales energéticas de carbón son muy contaminantes, optamos por las centrales nucleares. Sí, esas que cuando “petan” no dejan títere con cabeza).

Estoy casi acabando este artículo y me llega un correo de Ricken Patel - Avaaz avaaz@avaaz.org  Dice así: El delicado equilibrio de la biosfera del planeta está al límite, poniendo en peligro la vida en la Tierra. Los científicos lo han dejado claro: llegó el momento de ponerse las pilas o irse al carajo. Los líderes del mundo se reúnen en la ONU el mes que viene y todos nosotros, en todo el mundo, tenemos hasta entonces para organizar un día de acción histórico contra el cambio climático -- llamando a la acción colectiva para luchar por todo lo que deseamos.Apúntate para participar: 

Si bien no puedo dejar de recordar lo leído en una ocasión (y de nuevo manejaremos estadísticas) que  uno de los mayores agentes contaminantes atmosféricos son los huracanes y los volcanes, seguidos por los automóviles, las industrias, etc., etc., etc.

En pocas palabras: el hombre no puede ponerse la etiqueta de ser el más “no sé qué”, ni siquiera en lo negativo. Porque tampoco podemos perder de vista que existió una glaciación que cambió totalmente el aspecto de este bonito planeta, sin que estuviéramos de por medio.

Aunque tenga la sospecha de que el ser humano puede provocar su propia extinción, también  guardo la duda de si  en realidad, cuando apareció en este mundo, no venía ya con fecha de caducidad.

Como otras especies.

Porque, queridos míos, si pensamos que nosotros estamos acabando con las ballenas, los canguros, los tigres de Bengala, los oso polares, las tortugas, los orangutanes…, etc. y etc., es que nos hemos olvidado de los dinosaurios, los diplodocus, los pterodáctilos, los ictiosauros y otros ejemplares, tanto aéreos como terrestres o marinos, que dejaron de ser o se mutaron, dando paso a nuevos animales, entre otros al propio hombre, sin que nuestra especie concreta metiera mano.

Una web abundando en el tema:
http://www.sabercurioso.es/2007/08/28/por-que-extinguieron-dinosaurios/

Suponiendo que hubiera un amo de este mundo, se lo pasaría en grande contemplando a nuestra humanidad pedante, que se cree lo suficientemente poderosa como para mutar algo:

-Ha, ha, ha….Ja, ja y ja. Como me dé por salpimentarlos con kriptonita… se van a quedar hechos unos zorros.  

¡Bah!, claro que somos capaces de desaparecer al destruir lo que nos sustenta, pero es sólo una ilusión óptica. Porque cuando sucumbamos, el mundo seguirá. Y esa hierbita que se abría paso en el asfalto, devendrá una selva. 

En definitiva, se nos llena la boca de “he investigado”, “he encontrado”, “he creado”, “he descubierto”, “he transformado”, “he destruido”, “he controlado”,  “he domado” pero, quién sabe, tal vez seamos únicamente el instrumento programado para un reciclaje superior.

¡Cándido superman! Nunca hubieras existido si no fuese por la literatura infantil, por las películas y series americanas y, muy especialmente, por la imaginación de Jerry Siegel y la de Joe Shuster , tus creadores.

Un film para ejercitar la humildad: