jueves, 5 de mayo de 2011

CODICIA Y JUSTICIA RIMAN

Me he levantado temprano esta mañana e inmediatamente me he preparado el desayuno. Qué quieres. Yo soy de esas que en cuanto abre los ojos, abre la boca.

También pongo la tele para saber qué tiempo hará hoy, porque no tengo paciencia para esperar a verlo por mí misma.

Y me asalta, me embiste, me golpea la noticia: han detenido a unas personas por robar papeles y cartones de un contenedor de desperdicios.

Y eso es un delito.

Pero, pero, pero…, vamos a ver, vamos a ver…

Los dueños de esos cartones y papeles (particulares y comercios de la zona, normalmente), los han tirado porque ya no los quieren. Se entiende que renuncian a la propiedad y, en consecuencia,  pasan a ser de nadie. ¿Pasan a ser de nadie? No, no y no. Los ayuntamientos los desean y se los adjudican, aunque yo no haya visto ningún letrero que diga: esta basura pertenece al Ayuntamiento De Tal Localidad y el que se la apropie, irá a la cárcel.

Los papeles y cartones son desechos bien valorados en la cadena del reciclaje. Y esas personas intentaban ganarse unos eurillos en estos momentos tan duros para muchos ciudadanos.

(¿Al igual que la administración que ha rematado el negocio de los traperos?).

-Oiga…, oiga…, es que además los vecinos se quejan del barullo que causan esas gentes por la noche en la calle.

¿Más ruido del que originan ustedes con el vaciado selectivo de todos sus contenedores (Bruuuuuuuuuuuuum. Hiiiiiiiiiiiiii. Phsssf. –ruido de motores y elevador hidráulico- ¡Más palante! ¡Más patrás! –vocabulario, a gritos, de los empleados encargados de la recogida- ¡Cling, cling! –sonido de cristales rotos-), a partir de la 1 de la madrugada hasta cerca de las 3, en lo que a mi barrio se refiere?

Cuando esas personas ladronas de papeles y cartones, u otras similares, buscan comida que llevarse a la boca en los contenedores de residuos orgánicos, especialmente si están ubicados en las proximidades de algún establecimiento de comestibles, ¿a quién le importa? Revolver la basura alimentaría y llevarse salchichas caducadas, por ejemplo, no es robar. No hay ayuntamiento lo suficiente cerdo para que le interese querellarse con indigentes que trajinen víveres en dudosas condiciones. ¿O sí?

Sintiendo eso que se dice “vergüenza ajena”, entre sorbo y sorbo, miro una revista de gran difusión y me quedo descolocada leyendo su consultorio jurídico:

Un matrimonio compró un piso en el 2007 pidiendo un préstamo hipotecario de 360.000 €, que les fue concedido con un aval de sus dos hijos. El marido pierde el empleo y no puede hacer frente a la hipoteca por lo que le quitan su vivienda y además se queda con una deuda de 358.000 €, después de 3 ó 4 años pagando religiosamente. Como sus hijos fueron avaladores, y a su vez tienen sendos domicilios hipotecados, pasan a embargarles también a ellos. Los abogados dicen que está toda la familia en la ruina, por ley.

(No quiero entrar en la entelequia de que los bancos, responsables en buena parte de la actual debacle económica, han recibido sustanciosa “caridad” de los estados para que no se hundan “los pobrecitos”; y así, ya “a flote”, puedan seguir recaudando pingues y desaprensivos beneficios. Tampoco me entretendré en comentar que hasta los chinos vienen a “salvar” a las voraces Cajas de Ahorros).

Pero necesito que alguien haga cuentas por mí, porque no soy una buena matemática y a mí me sale tal barbaridad, que no me doy crédito: sumo 3 pisos y una deuda reconocida del dinero que valen los 3, ya que parece ser que durante los primeros años casi todo lo que pagas son intereses del débito y que, prácticamente, no amortizas capital… A mí me sale que alguien, como dice el refranero popular, se está poniendo las botas, está comiendo a cuatro carrillos, tiene un afán excesivo de riquezas: es un codicioso, un usurero.

Usurero… ¡Qué palabra más fea!

El diccionario de la Real Academia de la lengua española la define así:

usurero, ra.

(Del lat. usurarĭus).

1. adj. ant. usurario ( perteneciente a la usura).

2. m. y f. Persona que presta con usura o interés excesivo.

3. m. y f. Persona que en otros contratos o granjerías obtiene lucro desmedido.



¿Y la usura no está penada por la ley?

No. Es sólo una palabra fea. Porque dejó de ser delito en 1995.


¿Qué hijos de puta, con perdón de las putas y de las madres, diseñaron el código penal? ¿Qué pretendían? ¿Desgraciar a los ya desgraciados? ¿Proteger a los que ya están protegidos? ¿A quién defienden? ¿Dónde está la justicia?

Aquí.

Ahí va una definición:

justicia. (Del lat. iustitĭa).

1. f. Una de las cuatro virtudes cardinales, que inclina a dar a cada uno lo que le corresponde o pertenece.

¿Y quién decide a quién pertenece la basura urbana o la casa donde vivo? ¿La justicia?

Dicen que la codicia rompe el saco. Yo no sé a qué saco se refieren. Porque ni a los ayuntamientos ni a los bancos se les rompe el saco, ni la cara de vergüenza.

Ya está dicho.

Y para colmo de males, me han dado un desayuno espantoso. Y además el día estará nublado.