Tengo una
amiga con la pata quebrada (para ser más exactos, las dos: una con un esguince
y otra con una rotura) y en casa. Como en este momento le sobra tiempo, se
entera de cosas y me las comenta.
Lo último
ha sido la movida de comerciantes y policías del lugar donde resido, contra el
top manta.
-Tu pueblo
ha salido en la tele por el asunto del top manta- me manifiesta –. Han llegado
a las manos, casi delante de tu casa.
A partir de
1 de Julio, lo más normal es que no me entere de lo que pasa delante de mis
narices. Me parapeto entre mis cuatro paredes, a salvo de forasteros y
calor, y sólo saco la nariz para lo más imprescindible.
Típico mantero, antes de que se produjeran los hechos. No parece que le vaya muy bien el negocio, ¿verdad? |
Seguro que
sabes qué es eso del “top manta”: se extiende una manta u otro tipo de lienzo
en el suelo de una calle comercial muy transitada a pie, y se expone sobre él
cualquier ejemplo de mercancía. Priman especialmente, copias de marcas de moda
en gafas de sol, bolsos, perfumes, gorras, cinturones, camiseras, relojes, carteras,
foulards…, también cedés de música y de películas acabadas de estrenar así como
bisutería diversa. Los vendedores suelen ser africanos de distintos territorios
que han llegado a nuestro país, utilizando transportes diversos, con el único
objetivo de ganarse la vida. ¿Estamos? Y son más listos que el hambre.
Alguien,
probablemente los macarras que los explotan, http://www.diaridetarragona.com/costa/069111/top/manta/mueve/cien/millones/euros/ano/litoral/catalan
les han explicado que la policía local no puede actuar en los 20 metros
que distan del mar. En consecuencia han dispuesto entre ellos un sistema de
vigilancia que avisa del peligro cuando éste acecha y, entonces, puedes
contemplar ingeniosos artilugios que tirando
de unos hilos, rápidamente “cierran” los tejidos y los convierten en
abultadas bolsas con las que corren hacia la arena. Allí, las fuerzas del orden
pueden conversar, pero no se les permite arrebatar, ni la libertad, ni la mercancía. O al menos eso
parecía ser, hasta el 1 de Agosto.
A los
tenderos de aquí, los oficiales, los llamémosles legales, les han comido el
tarro gentes de la capital que, respondiendo a no se sabe qué intereses
(desconozco quien los orquestó), han estado repartiendo panfletos en contra de
los vendedores furtivos. Muchos establecimientos, los colocan en lugar
preferente de sus escaparates, a modo de protesta. Porque están que trinan.
En estos tiempos de negocios
precarios, lo único que falta son esos negros con sus baratijas y su
competencia desleal.
El malestar
de los detallistas pone nervioso al consistorio municipal y se monta la de dios
es cristo. Todos a por los top manta. Menos los veraneantes, que optan por
apoyar a los manteros.
Ya se sabe;
calentar ánimos se hace en grupo y es contagioso: cinco heridos.
Hay que
tener en cuenta que cuando no se tiene nada, poco, por no decir nada, es lo que
se puede perder y el ayuntamiento sabe que pasados los primeros berrinches, los
africanos tendrán que seguir intentado ofrecer su mercancía, por eso elige otro
camino para joder: sancionar a
cualquiera que intente comprarles algo.
Y
entendemos que los establecimientos de la zona, se sienten respaldados. ¡Por
fin se han tomado medidas serias para controlar la situación!
Fíjate, a
mí me gustaría que alguno de ellos pudiera leerme, para recordarles a aquellos
familiares (una gran mayoría de población los tiene) que se vieron obligados a
dejarlo todo, ya fuera por móviles políticos o por motivos de hambre, y
aventurarse en otros pueblos que no siempre les acogieron con alegría y de los
que incluso a veces desconocían hasta el idioma.
Que nadie
me objete que los españoles se fueron al extranjero con contratos de trabajo.
Algunos habría.
Como los vendimiadores que cosechaban en
Francia al igual que los que tenemos recogiendo fresas en Lepe. Pero la inmensa
mayoría se arriesgó a lo desconocido, a lo inseguro, buscando una mejor
existencia para él y los suyos. Y al final, el objetivo era y es, tanto para
los emigrantes como para los autóctonos, encontrar trabajo, hallar negocio.
Me gustaría
que leyeran atentamente el pasquín que han colgado en su escaparate y me
dijeran honestamente si cambiará algo cuando hayan erradicado a esos vendedores
ambulantes. Seguirá pagando: 1- iva/ 2- impuesto/
3- alquiler/ 4- su seguro/ 5- ¿dará trabajo? (que yo sepa, y corríjame si me
equivoco, sólo las farmacias, las ópticas, los estancos, las fruterías, las
tiendas de alimentación y alguna –muy pocas- tiendas de ropa, tienen
dependientes)/ 6- continuará no vendiendo falsificaciones/ 7- Ofrecerá las
garantías que le proporciona su proveedor (y eso no es siempre una garantía)/
8- su producto será legal, (¿se ha preguntado alguna vez cómo se legalizan los
productos? Por otro lado, ellos tampoco venden droga)/ 9- no se esconderá de la
policía (porque la policía no le persigue)/ y 10- No estafará. (¿Cree que ellos
sí? y ¿En qué se basa?)
Controvertido
asunto. Pues, una vez estudiado ese papel, tendrán que admitir que se
equivocaron de adversario. Que su situación no se transformará cuando ellos no
estén. Que si quieren que eso suceda, tendrán que hacer algo más que perseguir
negros por la jungla de asfalto o por las playas.
Nos dejamos
engatusar por cualquier cebo que nos pongan y nos distraemos de lo importante
que es plantar cara a quien pretende atenazarnos con sus normas. Porque, como
dice un muy buen amigo mío, todos somos top manta (o deberíamos serlo).
Ahora esos
chicos perseguidos piden regresar a sus orígenes.
-Si no podemos
trabajar, ayúdennos a volver a casa. Hemos gastado aquí, todo lo que teníamos.
En esa época, típica hucha del Domund |
Piden la
repatriación.
Señor, si no
han cambiado los tiempos… ¡pensar que, cuando yo era niña, en las escuelas ya se
recogían dineros para socorrer a los negritos de África!
A esto lo llamo yo, echar leña al fuego |
P.D. Hoy, 3 de Agosto, a las 21:15 hrs., ya acabada mi disertación y contraviniendo mis normas de acurrucarme en el hogar, salgo a la calle y me topo con la pancarta de la izquierda.
La Generalitat de Catalunya, como corresponde a un poder más, también pretende confundirnos.
Que no se escondan, que no nos
líen, aun que tiremos de la manta, su gestión nos ahogará.