domingo, 15 de enero de 2012

TRIA I REMENA

frase hecha catalana, traducible literalmente por: 
elije y revuelve

Uno no sabe donde quedarse: si en la exasperación o en la indiferencia. No voy a discutirte que posiblemente lo más saludable sea la indiferencia, porque te facilita estar o pasar por los acontecimientos o las cosas de una forma etérea e impoluta; vamos, como si fueras de otro planeta y no entendieras nada de lo que sucede en la Tierra.

Esta actitud que, aunque te parezca imposible, se da en muchos seres humanos (“humanos” quiere decir que son, somos de aquí), aparentemente ahorra muchos dolores de cabeza. Y aunque yo te lo esté escribiendo así de cínica, le veo un inconveniente, ¿podremos discernir si lo que practicamos como indiferencia no es en realidad sometimiento?

Acaso vivir resignadamente todo lo que nos están dando, ¿no es una forma de servidumbre?

Ay, ay, ay, ¿será nuestra democracia la nueva cara de una moderna y sofisticada esclavitud?

¡Ya está! ¿Qué te crees, que estás leyendo un discurso más de Maya La Catastrófica?... Pues te equivocas.

Todo lo anterior han sido elucubraciones para ir dándole vueltas, poner en marcha el coco, y que vayan trabajando las neuronas, las tuyas y las mías, para ver si son tan chulas como para llegar a una irrefutable conclusión.

Entre tanto, déjame decirte que me he quedado boquiabierta con el espectáculo que nos están ofreciendo.

Administradores de bancos que se retiran con millones de euros cuando su empresa está en bancarrota, autoridades con 13 cargos y en consecuencia 13 salarios abultados cuando en sus comunidades hay tasas escalofriantes de desempleo, presidentes de autonomías acusados de prevaricación, eclesiásticos asociados a casos de inmoralidad, miembros de la casa real estafadores, presidentes de gobierno embusteros, policías violadores de los derechos humanos, jueces transgresores de la ley (o cuando menos, con una interpretación inhumana de la misma, especialmente en cuanto a mujeres se refiere), falsos ERES millonarios, construcción de colosales aeropuertos sin aviones en los que lo único que vuela es el dinero…
















Es que al final, no me lo puedo creer. ¡Me resisto! Es inadmisible que todo lo que sea “dirección” o “dirigente” conlleve mentira pública, avaricia, abuso de poder y corrupción (indiviso o por separado, que lo mismo da); insisto, es natural, filosófica y matemáticamente imposible.

Sí “es de cajón” y de antónimos: demonio-ángel, yang-ying, negro-blanco, oscuridad-claridad, malo-bueno, pecado-virtud, culpable-inocente, soso-salado, amargo-dulce, seco-mojado, frío-calor, ignorancia-conocimiento, mentira-verdad, avaricia-generosidad, abuso-moderación… ¿Es necesario que continúe?

Lo uno es consecuencia de lo otro. Es más, lo uno no puede existir sin lo otro. Percibimos la luz, porque hemos visto la oscuridad. Somos malos porque existe la bondad, hubo diablos porque se crearon ángeles…, etc., etc., y etc.

Por todo ello, yo no pierdo las esperanzas.

Pero, caramba, a la hora de buscar los opuestos a los dirigentes y directivos que conocemos, esos que hagan  contrapeso a tanto mamoneo y tanto engaño, ¿dónde están?

Que no, que no, que no pretendas confundirme con ese voluntariado anónimo que tanto ayuda desinteresadamente. Ellos se ofrecen y procuran asistencia a los más desvalidos, a los que viven abandonados por los estados. Pero no gobiernan nada.

¿Dónde podemos encontrar a esos mandamases “mirlos blancos”?

Que sí, que sí, que tienen que estar en alguna parte. Lo dicen las normas, las leyes originales.

Tenemos que localizarlos para que nos escuchen, para poder votarlos, para nombrarlos presidentes, para designarlos directores, para hacerlos cabecillas, jefes, patronos… Para que no nos avergüencen, para sentirnos protegidos y orgullosos.

“Triem i remenem”, que están ahí. Seguro. Están ahí.