En
un cuentito anterior, no hace mucho, andaba yo quejándome (¡qué novedad!), de los
venenos que ingerimos cuando comemos, ya que la industria alimentaria, con
total consenso de la administración, nos engaña con peligrosos artificios.
Y lo
dicho, dicho está. Pero, uno de los comentaristas de mi escrito, me ha hecho
abordar otros razonamientos.
Exponía
él: …, en a penes 130 anys hem triplicat
l’esperança de vida. (sic) Mi amigo
lector, ha pasado por alto a un tal Matusalen que siempre nos ha servido de
referencia para los longevos: -“Tiene más
años que Matusalen”-. Y que la Biblia está llena de viejitos indestructibles. http://www.sindioses.org/genesis/genesis5.html
Alegorías
aparte, lo que sí se puede comprobar es que el hombre, desde hace siglos, ha
intentado conservar los víveres con lo que tenía a mano (sal, grasa o aceite,
frío –congelación-, calor –humo, esterilización, deshidratación…-, etc.) En el
transcurso de los años, ha ido realizando nuevos “hallazgos” al respecto, pero,
por lo que entiendo, los grandes avances
en este sector (aditivos,
conservantes químicos, embellecedores y
otras porquerías por el estilo que han conseguido, por ejemplo, hermosos
tomates que –aunque desconozcamos sus efectos secundarios-, duran un montón
lozanos, y que no saben a nada), se empezaron a comercializaron allá por los
años 60, poco más o menos. http://www.ual.es/~jlguil/Tec%20Aliment%20Origen.htm
El
desarrollo y evolución hace que me plantee si es posible darle la razón a esa triplicación de esperanza de vida.
Sabemos que hay una generación más longeva (los que han cumplido ya 80 años o
más), pero ignoramos si las personas que tienen hoy un máximo de 50 y pico, las
que nacieron por los 60, seguirán el mismo camino. Por el momento conocemos que
las nuevas generaciones son más altas y más obesas. Y, según dicen los médicos,
la obesidad no es una buena aliada para alargar la vida.
Paradójicamente:
“Lo que no mata, engorda”.
A mí
me dan miedo las grandes estadísticas porque no sabemos cuando empiezan a
contar, ni quién las empieza a contar, ni el propósito de contarlas.
Higiene,
calefacción, alimentos más variados, bienestar general, ayudan a vivir más y
mejor, eso debe ser auténtico. Y nuevos
hábitos generan nuevas expectativas. Unas veces buenas y otras no tan buenas (no
en vano algunos dermatólogos nos alertan de los estragos que puede causar a nuestra piel el uso abusivo
del jabón).
Pero
para mí aun nos faltan parámetros para hablar de longevidad, cuando estamos
detectando cánceres en individuos cada día más jóvenes, incluso niños, así como
ICTUS, infartos, ELAS (terrible enfermedad degenerativa progresivamente con mayor
número de afectados, no localizable -que yo sepa- en épocas antiguas) y demás
enfermedades letales.
Sin
ir más allá, caminando, veo una pequeña hierba que se abre paso en un poro del
asfalto… Y nosotros, ilusos, pensamos que estamos acabando con la naturaleza, ¿estamos
seguros de quién ganará la batalla?
Voces alarmadas nos conciencian a cerca del calentamiento global (chocantemente el invierno pasado, en New York, estuvo nevando y con más frío que nunca), y nos increpan que es por nuestra culpa: conducir coches, mantener industrias, producir electricidad, refrigerarse con aire acondicionado, caldearse con calefacción, generar metano en vertederos y en actividades agrícolas… Y no puedo quitarles la razón. Somos verdaderamente unos guarros desconsiderados e insociales que practican el “ande yo caliente, ríase la gente”. (Y, por si acaso, como las centrales energéticas de carbón son muy contaminantes, optamos por las centrales nucleares. Sí, esas que cuando “petan” no dejan títere con cabeza).
Estoy casi acabando este artículo y me llega un correo de Ricken Patel - Avaaz avaaz@avaaz.org Dice así: El
delicado equilibrio de la biosfera del planeta está al límite, poniendo en
peligro la vida en la Tierra. Los
científicos lo han dejado claro: llegó el momento de ponerse las pilas o irse
al carajo. Los líderes del mundo se reúnen en la ONU el mes que viene y todos
nosotros, en todo el mundo, tenemos hasta entonces para organizar un día de
acción histórico contra el cambio climático -- llamando a la acción colectiva
para luchar por todo lo que deseamos.Apúntate para participar:
Si
bien no puedo dejar de recordar lo leído en una ocasión (y de nuevo manejaremos
estadísticas) que uno de los mayores
agentes contaminantes atmosféricos son los huracanes y los volcanes, seguidos
por los automóviles, las industrias, etc., etc., etc.
En
pocas palabras: el hombre no puede ponerse la etiqueta de ser el más “no sé
qué”, ni siquiera en lo negativo. Porque tampoco podemos perder de vista que
existió una glaciación que cambió totalmente el aspecto de este bonito planeta,
sin que estuviéramos de por medio.
Aunque
tenga la sospecha de que el ser humano puede provocar su propia extinción, también guardo la duda de si en realidad, cuando apareció en este mundo, no
venía ya con fecha de caducidad.
Como
otras especies.
Porque,
queridos míos, si pensamos que nosotros estamos acabando con las ballenas, los
canguros, los tigres de Bengala, los oso polares, las tortugas, los
orangutanes…, etc. y etc., es que nos hemos olvidado de los dinosaurios, los diplodocus,
los pterodáctilos, los ictiosauros y otros ejemplares, tanto aéreos como
terrestres o marinos, que dejaron de ser o se mutaron, dando paso a nuevos
animales, entre otros al propio hombre, sin que nuestra especie concreta
metiera mano.
Una
web abundando en el tema:
http://www.sabercurioso.es/2007/08/28/por-que-extinguieron-dinosaurios/
Suponiendo
que hubiera un amo de este mundo, se lo pasaría en grande contemplando a
nuestra humanidad pedante, que se cree lo suficientemente poderosa como para
mutar algo:
-Ha, ha, ha….Ja, ja y ja.
Como me dé por salpimentarlos con kriptonita… se van a quedar hechos unos
zorros.
¡Bah!,
claro que somos capaces de desaparecer al destruir lo que nos sustenta, pero es
sólo una ilusión óptica. Porque cuando sucumbamos, el mundo seguirá. Y esa
hierbita que se abría paso en el asfalto, devendrá una selva.
En definitiva, se nos llena la boca de “he investigado”, “he encontrado”, “he creado”, “he descubierto”, “he transformado”, “he destruido”, “he controlado”, “he domado” pero, quién sabe, tal vez seamos únicamente el instrumento programado para un reciclaje superior.
En definitiva, se nos llena la boca de “he investigado”, “he encontrado”, “he creado”, “he descubierto”, “he transformado”, “he destruido”, “he controlado”, “he domado” pero, quién sabe, tal vez seamos únicamente el instrumento programado para un reciclaje superior.
¡Cándido
superman! Nunca hubieras existido si no fuese por la literatura infantil, por
las películas y series americanas y, muy especialmente, por la imaginación de Jerry
Siegel y la
de Joe
Shuster , tus
creadores.
Un
film para ejercitar la humildad:
Mi nieta de 9 años hace dieta porque tiene el colesterol alto.....
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